La temporada 2011 de Fórmula 1 tocó su fin el pasado fin de semana en el siempre agradecido circuito brasileño de Interlagos. En semejante escenario, últimamente estábamos acostumbrados a ver como se decidían títulos o, de ya estar decididos, como se dirimían bonitas luchas por la victoria. En esta ocasión, la carrera no será recordada por ser una de las más disputadas del año, aunque sí fue fiel a un dato de esos que no deja de ser curioso: el poleman volvió a no convertir en victoria el privilegio de salir al frente.
Uno de los grandes focos de atención de prácticamente toda la carrera fue precisamente el averiguar si la avería en la caja de cambios de Sebastian Vettel era cierta o formaba parte del teatrillo al que nos tiene acostumbrados Christian Horner cuando de órdenes de equipo se trata. En el fondo, personalmente me es bastante indiferente. Si había avería (que a mí me lo pareció), hay que aplaudir el trabajo de Vettel. Si no la había, tendrían que dar un toque a Red Bull por este tipo de payasadas.